En la actualidad existen herramientas creadas con la finalidad de garantizar la calidad del proceso evaluativo, sin exigir obligatoriamente la presencia física de alumnos y docentes en un lugar determinado.
Las instancias evaluativas en línea surgieron para satisfacer los desafíos de la nueva educación. Sin embargo, la disrupción provocada por la pandemia de COVID-19 fue la que impulsó su uso entre instituciones que debieron cambiar la modalidad de enseñanza.
El término “online proctoring” viene del inglés y significa “supervisión remota de exámenes en línea”. Esta metodología, además de permitir la realización de evaluaciones donde se encuentra el estudiante, puede ser supervisada desde diferentes lugares gracias al empleo de recursos telemáticos.
Debido al desarrollo de clases online de emergencia y, con la llegada de los exámenes en línea, comenzaron a ocurrir fraudes vinculados a la suplantación de identidad, copiar, consultar a terceros y acceder a materiales no permitidos.
En este contexto, teniendo en cuenta el escenario educativo actual, el proctoring se posiciona como la mejor herramienta tecnológica de innovación, capaz de impulsar la calidad de aprendizaje mientras se ofrece una completa integridad académica.
Actualmente existen tres formatos:
1) En directo: una persona ejecuta el monitoreo en vivo de cada acción, por lo que los alumnos deben tener su cámara y micrófono encendidos todo el tiempo. Al ser un proctoring en línea, el mayor obstáculo es supervisar grandes volúmenes de estudiantes, de modo que es necesario un número de evaluadores proporcional a la cantidad de alumnos realizando el examen.
2) Grabación: se graba la pantalla del estudiante y su entorno. El examen queda disponible para realizar una revisión manual más detallada, aunque sigue siendo necesario que los evaluadores efectúen la supervisión. Esto provoca que el costo de personal y tiempo continúe siendo elevado.
3) Proctoring automatizado: un software se encarga de supervisar el examen de principio a fin. En primer lugar, corrobora la identidad del alumno mediante datos biométricos. Luego, a través del uso de inteligencia artificial, verifica el entorno (imágenes y sonidos), siendo capaz de detectar anomalías que pueden ser revisadas posteriormente.
La diferencia con la grabación radica en que el proctoring automatizado es configurado para detectar qué tipos de anomalías en la imagen, sonido o pantalla deben considerarse como prácticas sospechosas. Así, al finalizar, el encargado de monitorear el examen recibe un informe que le indicará si debe revisar alguna evaluación en particular, ahorrando tiempo y costo a cualquier institución.
Las evaluaciones pueden provocar ansiedad y estrés, por eso es importante que las instituciones se enfoquen en conseguir la mejor alternativa. Después de todo, una buena experiencia garantiza que los estudiantes puedan demostrar el conocimiento adquirido durante el dictado de clases.
Sin lugar a dudas el proctoring automatizado es la opción más completa para supervisar, ya que brinda a los alumnos la tranquilidad necesaria. Aquí es fundamental destacar que – ante algún caso de irregularidad – se evita la interrupción de la evaluación. De este modo sólo se registra la posible incidencia para su posterior revisión, mientras el alumno continúa con su examen.
Si las acciones se atribuyen a buenas prácticas, la instancia evaluativa y su resultado tienen validez, evitando que el estudiante experimente un mal momento. Por el contrario, si se trata de prácticas deshonestas, se comunica sólo a los involucrados, sin que eso signifique un obstáculo para el resto de las personas.
Antes de continuar es considerable destacar la existencia de dos variantes relacionadas a este tipo de proctoring: por un lado se encuentra el automatizado con extensión de navegadores y, por el otro, el automatizado de aplicación.
El primero de ellos, es decir el proctoring automatizado de extensión, supervisa los comportamientos durante el examen, pero no previene las situaciones de incidencia; esto hace que el monitoreo sea menos confiable y trabajoso para el supervisor encargado de ejecutar la revisión manual ante posibles faltas. Por el contrario, con la versión de aplicación, se bloquean los accesos no permitidos, posibilitando que la evaluación sea equitativa, justa y segura para todos.
El software de Klarway se encuentra dentro de este último tipo de proctoring (supervisión automatizada con aplicación) y registra los intentos de escape en conjunto con los atajos de teclado utilizados. Asimismo, permite el bloqueo de pantalla, evadiendo que los alumnos ingresen a otras páginas o aplicaciones, de modo que sólo se concentren en su examen.
La educación actual requiere nuevos modelos de aprendizaje, por lo que es fundamental que las instituciones cuenten con sistemas seguros, escalables y fáciles de usar. Garantizar una buena experiencia de enseñanza es trascendental para lograr una educación exitosa en todas sus formas; por ello el proctoring automatizado de aplicación se presenta como la mejor opción para alcanzar una verdadera integridad académica, accediendo a un proceso formativo superior adaptado a las demandas de la sociedad.
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