Inteligencia artificial en la educación: ¿qué ocurre con los docentes?
La irrupción de la automatización y la inteligencia artificial comenzaron a transformar el mundo en muchos sectores y continuarán haciéndolo. Pero, ¿estamos preparados para que las máquinas hagan nuestro trabajo o podemos trabajar a la par con ellas?
En la actualidad existe cierto pánico a la destrucción de puestos laborales, aunque esto no es algo nuevo, ya que los avances tecnológicos han acompañado y alimentado siempre este temor. Por eso, hoy más que nunca, es preciso apoyar la idea de la transformación y actualización de los trabajos. Después de todo, estamos ante la presencia de un nuevo desafío: maximizar los beneficios y minimizar el daño.
En referencia al ámbito académico y, tomando de ejemplo a las calculadoras, es necesario indicar que, si bien en un principio no fueron aceptadas por parte de la comunidad docente, eventualmente fueron reconocidas y se convirtieron en grandes colaboradoras para que las personas resuelvan ejercicios matemáticos, fórmulas, y cualquier otra operación.
Siguiendo el caso anterior, el rol y la labor docente también fueron mutando a lo largo de la historia, pasando de ser “biblias del conocimiento”, hasta ser orientadores para el entendimiento. Debido al acceso a la información que permitieron los libros y luego internet, la tecnología y los medios perfilaron a los educadores y su quehacer formativo. Sin embargo, ningún cambio había puesto en tela de juicio la función de los profesores como los recientes modelos de IA.
Estos modelos ayudan a los estudiantes a diseñar, crear, escribir, resolver preguntas, armar códigos de programación – entre otras actividades – con resultados que muchas veces hacen dudar si son o no producción humana, lo que pone en foco de atención no sólo el papel del docente, sino también el de la educación.
Pero entonces, ¿se necesitan docentes con la IA?
La respuesta es sí. Si bien hay actividades que el profesor deberá reemplazar por su obsolescencia a la luz de estas herramientas, hay otras aproximaciones que en cambio pueden potenciar el aprendizaje, aprovechando el uso de los nuevos modelos.
En ese sentido, la resolución de problemas complejos, la construcción de soluciones en contexto y los debates son prácticas que pueden apoyarse en el uso de Chat GPT, Dall-e y Synthesia, para proporcionar elementos de base, no obstante a final de cuentas, quien deberá analizar, construir y explicar la respuesta, será el alumno.
Lo anterior se sustenta en que siempre existieron herramientas que permiten acercarse a la información y a los datos, pero el conocimiento y el desarrollo de competencias se generan desde dinámicas que involucran la reflexión, la conexión con conceptos previos, la práctica y el saber hacer, tal como lo resalta la neurociencia. Por todo ello, la preocupación debe centrarse en cómo fomentar el aprendizaje significativo de los estudiantes, a pesar de la gran erupción de modelos de IA en estos días.
Esa es precisamente la misión principal del docente en la cual no será sustituido siempre que su didáctica sea innovadora y disruptiva, pues hoy, más que nunca, el mundo necesita formar personas íntegras, que sean éticas y que utilicen la tecnología con responsabilidad, aportando valor agregado al entorno, para lo cual sus conocimientos y competencias son esenciales.
Para lograrlo, la inteligencia artificial debe ser vista como una aliada, una herramienta o soporte de ayuda, que permita potenciar y optimizar el trabajo docente, permitiendo que se enfoquen en el desarrollo de las nuevas competencias y aprendizajes que los estudiantes requieren.
Planes para el presente y el futuro cercano
Algo es certero, mientras más social sea un trabajo, mejor. Las tareas que requieran habilidades interpersonales, empatía y comunicación efectiva son menos propensas a ser reemplazadas por la automatización, y ese es justamente el caso de los docentes.
Por todo lo dicho, hoy en día resulta vital que los educadores conozcan los nuevos modelos de IA para interactuar con ellos y poder sacarles su máximo potencial al emplearlos en los espacios formativos. Asimismo, es fundamental aprovecharlos en el seguimiento del desempeño de cada alumno, desde la retroalimentación, la interacción en los salones de clases y la evaluación formativa.
De tal forma, los docentes tienen hoy el papel más relevante de su historia, el darle sentido a la información en enormes cantidades, fomentar la creatividad, el pensamiento lógico y crítico, para que el aprendizaje sea significativo y logre formar estudiantes que se potencien con la tecnología y no que la misma los supere o reemplace fácilmente.
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